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La política de Leganés vive tiempos extraños. El Gobierno en minoría del PP y Unión por Leganés (ULEG) perdió el lunes la moción de confianza sobre su proyecto de presupuestos. Toda la oposición votó en contra. Aunque parezca contradictorio, ese mismo rechazo de las fuerzas políticas rivales es lo que, salvo sorpresas, permitiría al alcalde, el popular Miguel Ángel Recuenco, sacar adelante las cuentas.

El Partido Popular, con nueve concejales, y el partido local ULEG, con tres, aprobaron el proyecto presupuestario en la Junta de Gobierno de diciembre. Su minoría les obligó a buscar dos votos -o tres abstenciones- en la bancada de la oposición. No lograron convencer a nadie. Tanto la izquierda, con el PSOE a la cabeza con ocho concejales, como Vox (dos ediles) tiraron por tierra las dos intentonas plenarias del Ejecutivo municipal. 

Consciente del tablero político de su municipio, el regidor popular movió ficha y recurrió al Régimen Electoral General. Fue así como, tras los noes recibidos en las sesiones plenarias, planteó someter su documento presupuestario a una cuestión de confianza. La misma que perdió este lunes. Pero aquí viene la jugada de Recuenco: atendiendo al reglamento, tras haberse rechazado la moción, se ha abierto un mes de plazo para que 14 concejales firmen una moción de censura que derroque al alcalde. Si no se consigue, las cuentas se aprobarán de forma inmediata. 

¿Pacto imposible?

¿Podría verse en Leganés, una de las ciudades más pobladas de Madrid, un acuerdo entre los de Abascal y las izquierdas? A priori, parece difícil. Y el alcalde lo sabe. El portavoz socialista, Javier Márquez, ya amagó hace una semana y media con llamar a todos los grupos para plantear una moción de censura. Óscar López, presidente del PSOE de Madrid, frenó en seco tal posibilidad. Y Vox tampoco accederá, tal y como confirma su portavoz, Beatriz Tejero, a este periódico. 

Una moción de censura solo sería posible con Vox en la ecuación. Entre el PSOE (8 ediles), Más Madrid (3), Podemos (2) y los de Tejero (2) suman 15. Al menos un concejal del partido de Abascal tendría que ir de la mano con los tres partidos de izquierda, algo que, en vista de las declaraciones de unos y otros, no va a ocurrir. 

Del acuerdo a la oposición dura

La relación del Partido Popular y Vox deja mucho que desear en una de las localidades más pobladas de Madrid. El alcalde acusa a los de Beatriz Tejero de "hacer la pinza" con toda la izquierda para dañar políticamente al Ejecutivo municipal. 

El Ejecutivo municipal defiende que se trata del "mayor presupuesto de la historia" de la ciudad, con 212 millones, y con "mejoras" en el servicio de limpieza, y más dinero en servicios a la ciudadanía, seguridad o en infraestructuras. Vox, por su parte, asegura que "no bajan los impuestos", que están "fuera de la realidad" y que incluye gastos e inversiones con partidas ideológicas destinadas a igualdad y violencia de género. También niega que exista una pinza con el PSOE. 

En su intervención el lunes durante la moción de confianza, Tejero también afirmó que el PP y ULEG no había incluido en el presupuesto proyectos que hace un año los populares plasmaron en un acuerdo con su formación. Entre ellos, destacaban "viviendas para personas mayores, la reconstrucción de la ermita de Polvoranca, un nuevo centro de ocio y deportivo o un plan de ayudas para galerías comerciales".

Según la portavoz de Vox, el Ejecutivo presentó unos presupuestos "ya cerrados" y ella quería "informes que avalaran" lo pactado en el acuerdo, que inicialmente permaneció en secreto hasta que la propia Tejero lo aireó en público en 2024. Fuentes del Gobierno de PP y ULEG aseguran que, de cara a los actuales presupuestos, sí que se iba a asumir lo que Vox estaba demandando y que fue la concejal de Vox la que "rompió negociaciones sin avisar de esa ruptura al equipo de Gobierno"