Es difícil confundir el año de estreno de 'One Cut of the Dead' (Shinichirô Ueda). Para empezar, porque en sí misma, era una celebración a pequeña escala de la importancia de los lazos afectivos en el cine y, sobre todo, del cine como ejercicio colectivo, social. El Festival de Sitges acunaba la reivindicación de que las películas se hacen, y no se hacen solas. La película de Ueda acababa con un castillo de cuerpos, amontonados unos sobre otros, unidos para sostener una cámara... Doce meses más tarde, ¿alguien dijo Covid?

Tampoco será difícil recordar el año del siguiente fenómeno de masas made in Japan: el debut de Junta Yamaguchi, 'Más allá de los dos minutos infinitos' (cuya distribución tiene YouPlanet), nace como proyecto plenamente pandémico, para el que solo fueron necesarios un pequeño grupo de rodaje, una localización y una idea genial. Vista con un pie sobre esta extraña nueva normalidad, la película de Yamaguchi se yergue uno de los productos más brillantes y plenamente temporales que habrán visto la luz durante este tiempo extraño.

más allá de los dos minutos infinitos
Tollywood

En Sitges, ambos títulos sostienen el honor de ser pequeños fenómenos de culto. No obstante, si el secretismo y el culto a 'One Cut' se justificaban por el genial giro que su dispositivo daba a mitad de la película, y que reformulaba el resto del metraje, en 'Más allá' el "truco" va a desvelarse desde el primer minuto, ya en el tráiler. Como en cualquier videojuego, desde dicha mecánica se ramificarán el resto de arranques narrativos y estéticos de la propuesta, que parte de un distanciamiento juguetón y del todo autoconsciente. Por ello, de buen comienzo, el mismo protagonista, Kato (Kazunari Tosa) explicará a modo de tutorial qué extraño fenómeno sucede en la pantalla de su ordenador.

En la superficie pixelada de su portátil, Kato descubre a una versión de sí mismo, solo que adelantado dos minutos en el futuro. A priori, se trata es un giro sencillísimo, del todo inocuo (¿para qué sirve poder hablar a una versión inmediatamente futura de uno mismo?). Pero, para cuando el fenómeno temporal llega a oídos de sus clientes habituales, tratarán de poner a prueba, de tensionar las condiciones de esta curiosa alteración. Sin embargo, cada vez que el corrillo trate de boicotear la mecánica, acabará por subyugarse a las acciones lógicas que se derivarían de las normas del fenómeno temporal. Pregunta primera: ¿conocer nuestro futuro nos condiciona? Mejor: ¿vernos dentro de una pantalla cambia cómo nos vemos y pensamos?

más allá de los dos minutos infinitos
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'Más allá' acierta en muchas de sus apuestas, de forma más evidente quizás en su explotación del carácter simpático de sus personajes e interpretaciones. En este sentido, nos hallamos ante una película eminentemente japonesa, que conoce a la perfección los signos de su cultura gestual (los rictus tensionados, las poses congeladas) y los extrema, quién sabe si para sustraer de ellas ese humor que hace que a diario millones de japoneses se conecten al televisor para ver programas de reacciones y comentarios a clips virales. El comentario risueño de un dispositivo más o menos fallido es genuinamente nipón. Y, sí, 'Más allá' es una película divertidísima, de carcajada.

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Allende el buenrollismo evidente, es en la cuestión del mise-en-abyme hacia el futuro donde la película como propuesta teórica toma su fuerza verdadera. Aún no se ha escrito un cine que tantee, desde las posibilidades expresivas que el medio ofrece, los brevísimos instantes de dubitación y, finalmente, de entrega que, por ejemplo, nos llevan a mirar nuestra propia imagen, en un pequeño rectangulillo, cuando hablamos con alguien por videollamada. Aún no hemos puesto la cámara en el instante en que nos volvemos nuestros propios objetos de mirada aunque, sin duda, se trate de una de las entregas más íntimas y ligeras del universo digital... Mirarnos trata de lo que pensamos que somos y de lo que prevemos que vamos a devenir: es, en fin, un acto voluntario, peliagudo. Ahora, sumémosle dos minutos.


Headshot of Mariona Borrull

Especialista en películas de estreno y series de actualidad, festivales internacionales y todas las novedades de cine de autor. Se graduó en Comunicación Audiovisual en la Pompeu Fabra, en el área de Análisis y crítica.


Lleva seis años escribiendo reseñas y cubriendo noticias en Fotogramas, es la firma semanal de cine en Tot és Comèdia de SER Catalunya y Va de Cine de Radio 4, y colabora regularmente en Gara, El Cultural y SensaCine desde el festival de Cannes, Venecia y Berlín. Se ha colgado la medallita por ser la segunda persona de España en recibir el distintivo Berlinale Talents como periodista.


Le apasionan las series (habla de ellas en Plaça Tísner de Betevé) y el anime, del que escribe en Serielizados y al que da vueltas en el podcast Sopa de Miso, de la misma revista. Podréis leer sus artículos sobre videojuegos indie en la revista LOOP, de GameReport, y ha publicado un capítulo en el libro “Pier Paolo Pasolini. El grito que no cesa” (Semana Internacional de Cine de Valladolid y Caimán, cuadernos de cine, 2022).

Es parte del comité de programación del Festival l’Alternativa de cine independiente de Barcelona, para quienes también lleva la prensa. Desde el año pasado, programa películas sobre vino en el Festival Most. Le veréis como participante y coordinando actividades educativas alrededor del cine, en colaboración con ciclos, festivales y escuelas como La Casa del Cine o ESCAC. Hoy se gana el sueldo, también, como docente de Narrativa Audiovisual en el Grado de Videojuegos de la Universitat Politècnica